Comercio Justo para no dejar a nadie atrás

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Este artículo ha sido escrito en colaboración con Comercio Justo de Bizkaia

Con motivo de las fiestas navideñas, la Red de Comercio Justo de Bizkaia quiere reflexionar sobre la necesidad de reducir los elevados niveles de consumo para disminuir el impacto ambiental y evitar la consolidación de situaciones profundamente injustas como la explotación laboral o la mano de obra infantil. Hace así un llamamiento a la sociedad para que, en caso de realizar compras, opte por alternativas que respeten los derechos humanos de quienes producen los artículos y garanticen la protección del medio ambiente.

El actual modelo consumista y de producción es insostenible. Según los informes de la última Cumbre del Clima en Egipto el pasado noviembre, los efectos del calentamiento global reducirán en un 30% la producción agrícola mundial si no se adoptan las medidas adecuadas. En el caso del maíz, trigo y otros cultivos, la disminución podría ser de hasta el 80% en el África meridional.;Esta situación, además de provocar inseguridad alimentaria, ahondará aún más en la pobreza de quienes se dedican a la agricultura. Por otro lado, el sector textil, es actualmente el segundo mayor contaminador de agua potable después de la agricultura.

Es de menester señalar, asimismo, que la mayor vulnerabilidad del impacto del cambio climático se da en las mujeres. Según ONU Hábitat, a nivel mundial, las mujeres tienen 14 veces más probabilidades que los hombres de fallecer a causa de un desastre ambiental. Por otro lado, dado que las mujeres, adolescentes y niñas son quienes principalmente en los países en desarrollo recogen y transportan biomasa para hacer combustible y agua (siendo las responsables de esta tarea en el 80% de los hogares sin acceso al agua), son también las principales afectadas en tanto que el tiempo destinado a estas y el resto de las tareas domésticas que les son impuestas aumentan, lo que les resta tiempo para otras actividades y amplifica la brecha de género.

Aunado a los efectos en el cambio de este modelo, debemos denunciar que la demanda de consumo generada en las sociedades occidentales consolida situaciones injustas e inhumanas como la explotación laboral y precarización del trabajo; una problemática que sufre casi un tercio de la clase trabajadora que vive con ingresos por debajo del umbral de la pobreza, en un contexto próximo a la esclavitud que sufren unas 25 millones de personas. Casi el 70% de ellas trabajan en sectores como la agricultura, la pesca o la minería. A esto se añade la explotación laboral infantil que afecta a más de 150 millones de niños y niñas, especialmente en el sector de la agricultura.

Con todo, la pandemia y la guerra de Ucrania no han hecho sino empeorar esta situación, añadiendo a las personas productoras más dificultades, debido al aumento del precio de los insumos, electricidad, gasolina y materias primas. La escasez de materiales como el cartón y papel, y el aumento de los costes de transporte también empeoran su frágil equilibrio económico. Esto ocurre y repercute en las productoras de todo el mundo, no siendo ajenas las de Bizkaia, quienes, ante las presiones de los grandes supermercados y de las condiciones que exigen las multinacionales, ven ahogadas sus expectativas de futuro.

Así, frente a las injustas reglas del mercado global, la Cooperación de Bizkaia ha venido defendiendo un modelo alternativo que promueve una vida digna a productoras y trabajadoras sin perjudicar el entorno natural y evitando prácticas como la explotación infantil y la deforestación de los terrenos y la contaminación de los acuíferos. Tal es el caso del proyecto desarrollado por SETEM Hego Haizea junto al Grupo Social FEPP, en el cantón Guamote en la Sierra de Ecuador, con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de mujeres indígenas y campesinas. Tan importante como apoyarlas en la producción de alimentos es que adquieran conocimiento de sus derechos, especialmente vulnerados por las violencias machistas. En el campo de esta región ecuatoriana, las mujeres trabajan casi 83 horas semanales, mientras que los hombres 60. Las mujeres son las que sostienen la alimentación de sus familias cuando faltan recursos, dedican más horas de trabajo buscando emplearse en cualquier otra cosa o dejan de comer para alimentar a sus cónyuges, hijas e hijos, aún a costa de sufrir en sus carnes la propia desnutrición.

Asimismo, conscientes de que la transición hacia un mundo más justo, capaz de hacer frente a la crisis climática, a las hambrunas y a las crecientes desigualdades entre clases sociales, origen y género, necesita de la cooperación entre los diversos agentes sociales tanto en los Sures como en el Norte Global, organizaciones como Mundubat han iniciado procesos de incidencia política para inclinar la balanza a favor de procesos de cambio en esta línea. Muy cerca de Bizkaia, en Navarra, han elaborado una radiografía sobre la preocupante situación del sistema agroalimentario, caracterizado por un modelo productivo insostenible y una ganadería intensiva e industrial. Uno de los más importantes frutos del proceso participativo en que se ha basado la elaboración de un Manifiesto por la Soberanía Alimentaria en Navarra, donde varias organizaciones firmantes reivindican la posibilidad y la urgencia de construir un nuevo sistema agroalimentario basado en la agroecología, la soberanía alimentaria y la economía sostenible, solidaria, cooperativa y feminista. 

Por otro lado, poniendo el foco en el ámbito del comercio global, cabe mencionar la petición de la Iniciativa Ciudadana Europea “Stop Trade With Settlements” (“Frenemos el comercio con los asentamientos“-, a través de la cual se busca impulsar una Ley europea que prohíba los bienes procedentes de territorios robados y ocupados, y así cortar el flujo de dinero injusto que provoca un gran sufrimiento a poblaciones como la palestina y la saharaui.

En definitiva, hacemos un llamamiento desde la Cooperación de Bizkaia a favor de un Comercio Justo que no deje a nadie atrás, que cuide el planeta y a las trabajadoras y trabajadores que lo sostienen.