Erradicando todas las violencias contra las mujeres en todo el mundo

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Con motivo del 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra las mujeres, las ONG y entidades de Bizkaia que trabajamos en cooperación al desarrollo y que impulsamos políticas públicas para lograr una sociedad más justa, queremos compartir un coloquio entre Paula Barrios y Ngara Diouf, que tuvo lugar en el marco de las Jornadas “Alternativas Globales al Machismo Hegemónico” organizadas por la Diputación Foral de Bizkaia el pasado 23 de marzo.

Paula Barrios, es coordinadora general de Mujeres Transformando el Mundo, una organización guatemalteca que busca impulsar el Litigio Estratégico, para reducir toda forma de violencia y discriminación que atentan contra la vida y la seguridad de niñas, adolescentes y mujeres adultas. Por su parte, Ngara Diouf es coordinadora de Femme Enfance et Environnement en Senegal, una organización dedicada a mejorar la calidad de vida de mujeres y niños y preservar el medio ambiente.

¿Cuáles son las principales manifestaciones de las violencias machistas en el contexto en el que trabajáis?

Paula Barrios (PB): en Guatemala la violencia contra la mujer es el delito mayor denunciado en Guatemala. Por tal motivo existen los juzgados especializados para conocer los delitos contenidos en la ley contra el femicidio y otras formas de violencia contra la mujer.

El año 2022 cerró con 84.470 denuncias de violencia contra la mujer, 8.518 de violencia sexual, más de 2.000 denuncias de violencia económica y 25.000 de violencia física.

Se han incrementado los embarazos y casos de violencia sexual en niñas menores de edad sin que los últimos gobiernos consideren un tema priorizado de abordar. Muy por el contrario, se han fortalecido las iniciativas de ley y políticas públicas que normalizan los embarazos como parte de los roles que deben tener las mujeres en el marco de la familia. Aumentan las penas y la criminalización de las mujeres que sufren abortos simultáneos. Podemos decir que la violencia contra la mujer es la figura más denunciada en sus diversas manifestaciones.

Ngara Diouf (ND): la gran mayoría de mujeres con las que trabajamos ya se sitúan en la escala de mayor vulnerabilidad por ser viudas, seropositivas, tener una diversidad funcional, presidiarias (encarceladas principalmente por haber abortado), esposas de Dahras (líderes espirituales que llevan las escuelas coránicas) y agricultoras. Esta realidad hace que todas y cada una de las mujeres con las que hemos trabajado y trabajamos han sufrido violencias múltiples y más por haber nacido en un país en el que muchas mujeres están lejos de poder tomar decisiones sobre sus cuerpos, sus vidas, las vidas de sus hijas e hijos.

En Senegal la violencia se caracteriza por la dominación ejercida por los hombres sobre las mujeres a causa de la ignorancia y la pobreza. Así pues, las mujeres y las niñas se enfrentan a la falta de acceso a la educación, a los servicios sociales básicos y a las financiaciones. La falta de libertad de las mujeres para decidir sobre sus cuerpos (planificación familiar) hace que la violencia conyugal sea común, y la inaccesibilidad a la justicia -debido al alto costo de los procedimientos- deja siempre impune al verdugo y, por tanto, es casi imposible que las mujeres denuncien.

Senegal ha ratificado todos los acuerdos internacionales de protección a las mujeres, contra las violencias de género, machistas, patriarcales y sociales y cuenta con un buen número de leyes pero no hay ni voluntad política ni social para que estas se cumplan y mientras esto no cambie las mujeres no serán libres de decidir.

¿Cómo trabajáis en lo que se refiere al control de los cuerpos de las mujeres y la defensa del derecho a decidir?

PB: Hemos realizado diversas acciones. Desde el litigio estratégico hemos impulsado un caso internacional en contra el Estado de Guatemala ante el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas por no garantizar el acceso a la justicia ni la interrupción del embarazo de una niña de 12 años quien por violencia sexual enfrenta una maternidad forzada.

Hemos impulsado iniciativas de ley y políticas públicas para proteger y reparar a las niñas y adolescentes sobrevivientes de violencia sexual, estableciendo la causal violación para realizar la interrupción voluntaria del embarazo.

ND: la ONG FEE desde sus inicios ha invertido gran espacio de sus labores en la educación social desde las escuelas al acercamiento directo a grupos de jóvenes y de mujeres para hablar y, a través del dialogo, informar sobre los derechos humanos de las mujeres el derecho a una vida libre de violencia y sobre todo a decidir sobre sus cuerpos. Su fundadora inició rescatando a niñas víctimas de matrimonios forzosos y si bien esta realidad en los contextos de Senegal se ha reducido bastante, sigue siendo una de nuestras metas clave, junto con la lucha contra la mutilación genital femenina. Así mismo, la denuncia social y participación en debates públicos para defender los derechos de las mujeres, a decidir sobre su cuerpo, a no ser mutiladas de sus genitales, a ser o no ser madres, y a tener una vida libre de violencias.

¿Por qué es importante abordar de manera interseccional las violencias que sufren colectivos diversos: menores, jóvenes, mujeres indígenas y mestizas, población LGTBIQ+ y personas en situación de discapacidad?

PB: Desde la organización que represento nos hemos capacitado para profundizar en el enfoque interseccional por las diversas condiciones que una persona (víctima) vive, como edad, sexo, identidad de género, condición social de discapacidad, etc. Por tal motivo, para realizar una estrategia de litigio todas estas condiciones son relevantes para el acceso a la justicia, la reparación y sobre todo la restitución de derechos.

ND: Me gustaría tener más formación para poder hablar con propiedad sobre la defensa de estos grupos. El intercambio con las socias de Mundu Bakean en Guatemala nos ha servido mucho porque tanto UNAMG como MTM tienen gran experiencia en defender a personas de la diversidad sexual. Para la ONG FEE es una realidad algo lejana, en Senegal las personas de la diversidad sexual están consideradas muy poco y se habla sólo de homosexualidad y con malas formas. En los medios hay noticias terroríficas de los intentos de linchamiento, estigmatización, agresiones o penas de prisión, que siguen porque el país tiene un código penal discriminatorio que penaliza los "actos contra la naturaleza”, a pesar de haber suscrito todos los tratados internacionales que protegen los derechos humanos. Nuestro trabajo con la asociación de mujeres seropositivas ha sido el de proteger a todas las personas que llegan a necesitar apoyo para salir del país o un lugar seguro, pero esto nos ha valido en muchas ocasiones rechazo por parte de varios sectores de los gobiernos departamentales y de sectores religiosos.

¿Cómo consideras que la cooperación al desarrollo está contribuyendo a vuestras estrategias de lucha?

PB: para Mujeres Transformando el Mundo ha sido muy importante el apoyo a los procesos que nos permiten asesorar a las víctimas, acompañarlas en un proceso de restitución de derechos, garantizar el acceso a la justicia y la reparación, pero sobre todo realizar toda una estrategia o un proceso de acompañamiento integral para que ellas puedan transitar de víctimas a sobrevivientes y de sobrevivientes a sujetas de derechos. Esto implica un trabajo de varios años, pero definitivamente el apoyo y acompañamiento de la cooperación al desarrollo ha sido estratégica y crucial.

ND: conocer lo que se hace como organizaciones coordinadas de mujeres en otros países con situaciones de pobreza como las nuestras nos ayuda a tener ideas. No toda la cooperación al desarrollo ni ayuda internacional tiene esta estrategia, por lo que haber tenido la suerte de rencontrarme con Mundu Bakean me ha permitido conocer otras realidades y ojalá esto se amplíe, pero la lucha tiene que ser de las mujeres, todas las mujeres, tenemos que empezar entre nosotras senegalesas, africanas y las del sur. Sentir el apoyo de las compañeras del norte y el permitirnos cometer errores pero avanzar a nuestro paso es determinante para que no dejemos a nadie atrás y todas tengan cabida y voz.