La relación que se establece desde esta perspectiva se encuentra en el mismo contexto de la violencia que se dirige hacia otros miembros de la familia, especialmente menores y mayores dependientes, a quienes el maltratador instrumentaliza como medios para dañar a su pareja.
Las consecuencias de esta realidad pueden ser aún más graves en el caso de las víctimas con alguna discapacidad funcional, sensorial o intelectual.
Los animales son con frecuencia parte especialmente vulnerable de la unidad familiar, a lo que se suma el problema de la invisibilidad y la no consideración de los mismos como víctimas. El daño que reciben de manera objetiva como seres sintientes, es por sí mismo un problema que hay que abordar mediante la protección y la recuperación de estas víctimas.
Además como parte de las familias, participan de las conexiones afectivas que se establecen entre sus miembros y su sufrimiento y necesidades se convierten en factores de mayor vulnerabilidad para las demás víctimas de la violencia ejercida, en los siguientes sentidos:
- La violencia psicológica que causa su sufrimiento como ser querido.
- La vivencia de chantaje añadido en el marco de las relaciones afectivas y familiares |