A principios del siglo XX el frente costero del municipio de Santurtzi sufría una transformación radical derivada de las obras que estaban efectuándose para mejorar la navegación de la ría de Bilbao. La orilla del agua, que hasta entonces llegaba hasta la misma iglesia de San Jorge, empezaba a alejarse a causa de la construcción del muelle de hierro y de la desecación de las marismas. Del mismo modo se estaba transformando la zona de playas que se extendía entre Santurtzi y Portugalete y empezaba a ponerse de moda para tomar baños de mar.

Esta fue la zona elegida por Lucas Urquijo Urrutia para construir un palacete junto a la orilla de la ría, justamente encima de la playa, en el término conocido como Campo Grande. La hija de Lucas Urquijo, Catalina, casaría más tarde con José Luis Oriol, razón por la que dicho palacete ha sido conocido con el nombre de Oriol más que con el de Urquijo.

La familia Urquijo, procedente del valle de Aiala, había sabido aprovechar las oportunidades económicas que se habían presentado durante la segunda mitad del siglo XIX invirtiendo en empresas ferroviarias, metalúrgicas y eléctricas. El éxito de sus negocios y de su actividad política condujo a que Estanislao de Urquijo fuera nombrado Marqués de Urquijo en el año 1879.

Lucas Urquijo eligió para construir su palacete a uno de los arquitectos que estaban de moda en una ciudad como Bilbao que estaba pasando por un momento de expansión urbana. Se trataba de Severino de Achúcarro, uno de los redactores del Proyecto del Nuevo Ensanche de la ciudad y responsable de un buen número de los edificios que estaban colmatando ese Ensanche. En una época en la que el eclecticismo dominaba en la Arquitectura, Achúcarro utilizó y fusionó muchas de las tendencias que corrían por Europa: en su obra hay reminiscencias vienesas, francesas o inglesas. Además de construir numerosas casas para particulares, se le recuerda como autor de la ampliación del edificio del Banco de Bilbao, de la construcción de la torre de la Basílica de Santiago, de la estación del Ferrocarril de Bilbao a Santander o de la sede de la Sociedad el Sitio.

Para Lucas Urquijo proyectó un palacete de tres plantas: sótano en el que se disponían los espacios del servicio, planta noble con habitaciones de uso común y de carácter semipúblico y planta de habitaciones a la que se llegaba a través de una gran escalera que ocupaba la zona central del edificio. El exterior tiene un aire muy francés, con espacios muy compartimentados, fachadas recubiertas de piedra, ventanas circulares en la zona de los tejados, etc.

Con el tiempo, el edificio acabó deshabitado y sufriendo un grave deterioro. Finalmente, en el año 2003 fue rehabilitado y convertido en hotel.